Pasaron diez minutos.
Daniel salió de sus emociones deprimidas y ya había aceptado todo lo que había pasado con su hermana.
Como hermano mayor, la protegería sin reservas, la guiaría hacia arriba, hacia el camino correcto.
En ese momento, también salieron los resultados de la investigación del secretario.
—Señor Acosta... —la voz del secretario se pausó, nuevamente con vacilación.
Daniel al escucharlo ya supo, al parecer Isabella sí había estado en la cárcel.
Con expresión impasible, dijo tranquilamente:
—Cuéntame todo en detalle.
El secretario, escuchando el tono de su jefe, no pudo evitar admirar su capacidad de aceptación y su calma y compostura.
De todas formas, él no podría lograr la magnanimidad del señor Acosta, si su hermana fuera como la señorita Fuentes, definitivamente estaría furioso.
Aunque acabara de encontrarla, definitivamente primero la regañaría.
—La señorita Fuentes estuvo detenida quince días en el centro de detención número tres de la zona comercial, fue liberada h