También tenía que seguir a Marisela y conseguir secretamente un cabello suyo.
Entre más rico es alguien, más difícil es engañarlo, solo con los expedientes del orfanato más una prueba genética de comparación, así el otro podría creer completamente en ella.
Decidida en su mente, organizó bien su itinerario, Isabella simplemente se arregló un poco y salió a sacar dinero.
Quería lograr resolver todo en un solo día, así Daniel no sospecharía.
Con varios millones en efectivo, Isabella fue a la oficina del director del orfanato.
El director actual ya no era el de aquellos años, pero no importaba, lo que ella quería eran los archivos.
Nadie podía resistirse al encanto del dinero, menos aún cuando era una caja entera llena de billetes derramada sobre su escritorio.
Inmediatamente, el otro sacó los expedientes de ambas de aquellos años, despegó cuidadosamente las fotos y las intercambió.
Después Isabella los revisó, su mirada se detuvo en la columna de edad.
No servía, aunque ella y Marisela ha