—Por eso quiero hablar contigo para entender específicamente sobre el origen de este collar, dijiste que lo traes puesto desde pequeña, entonces ¿cómo te llamas?

La voz del hombre siguió llegando desde el teléfono.

En la cama.

Isabella ya estaba temblando de pánico y se había puesto pálida por la mentira que estaba a punto de ser descubierta.

Sí creía que originalmente Marisela había nacido en una familia rica, porque desde la primera vez que la vio con esa vestimenta, parecía una princesa salida de un cuento de hadas.

¿Qué hacer ahora? Por culpa del collar, su familia la había encontrado, lo que significaba que inmediatamente se darían cuenta de que el collar no era suyo...

Por la culpa, las manos de Isabella empezaron a temblar y debilitarse, hasta casi no poder sostener el teléfono.

Podía escaparse ahora mismo, antes de decirle su nombre, antes de que Marisela se enterara de esto.

Pero...

Se resistía mucho a hacerlo.

¡Eran 10 millones de dólares! ¡No los quería devolver!

Ya había pe