—Es porque Germán era muy fácil de descifrar, desde el principio era un mujeriego, no como Lorenzo, que es muy buen actor —dijo Celeste.
—Antes de lo tuyo, mis papás y todos pensaban que él era un joven talentoso y excelente, la primera opción para un matrimonio arreglado, ¿quién iba a saber que era un lobo con piel de cordero?
Si hubiera sido ella, probablemente también habría caído.
Pero su temperamento era más explosivo que el de Marisela, no habría aguantado dos años, directamente se habría divorciado a las dos semanas de casada, y además habría expuesto públicamente sus maldades.
Las ofensas hay que devolverlas.
—No hablemos más de esa persona, hablemos de lo tuyo —cambió el tema Marisela.
Las dos chicas se acomodaron en el sofá, con una película proyectada en la pantalla, pero ninguna la estaba viendo.
—¿Por qué será? Rechacé la cena, y él me invitó para mañana, le dije que mañana Matías nos invita, y él dijo que entonces por la noche —dijo Celeste confundida.
—Realmente es persi