La hora de salida ya había llegado, la gente de recursos humanos se había disculpado, e incluso habían recibido una reprimenda de su supervisor.
Manuel acompañó a la señorita Bustamante hacia la salida con una sonrisa forzada, mientras el resto de empleados seguían con sus horas extras o se marchaban a casa.
En el ascensor.
—Gracias por defenderme hoy —dijo Marisela, tomando del brazo a Celeste.
—Hmph, después de esto, nadie en tu departamento se atreverá a molestarte de nuevo, todos han aprendido la lección —respondió Celeste con altivez.
—Pero ¿por qué no dejaste que Matías las despidiera? Solo verlas me irrita —añadió.
Marisela explicó: —Lo de la grabación fue mi descuido, no debí hacer llamadas personales en la oficina. Los chismes entre empleados son comunes en cualquier empresa, y Matías disolvió el grupo a tiempo, así que no me afectó demasiado.
Marisela recostó su cabeza en el hombro de su amiga y continuó:
—La denuncia fue porque en mi currículum puse "soltera", que fue un des