—¿Por qué me miran así? ¿Me están menospreciando? —el hombre las miró con descontento al notar sus expresiones suspicaces y escrutadoras.

—No es eso, usted se equivoca. Es que no sabíamos que tenía alguna relación con ese jefe —dijo la cajera con una sonrisa.

Como no podía revelar su verdadera identidad, improvisó una excusa:

—Soy su chofer. Dense prisa con la cuenta, tengo que irme.

Aunque esta explicación tampoco las convenció del todo, porque este "chofer" se veía demasiado desaliñado. ¿No deberían los choferes de familias adineradas vestir trajes formales con corbata?

Sin embargo, naturalmente no se atrevieron a cuestionar esto. Además, ¿quién rechazaría a alguien que viene corriendo a pagar?

Aparte, este hombre sospechoso al principio efectivamente había venido a preguntar sobre esos dos clientes.

Mientras tanto, en una cafetería del centro comercial.

—¿Eh? ¿Dices que me gané un premio? —Celeste hablaba por teléfono.

Después de escuchar al interlocutor, levantó la vista hacia su a