Capítulo 405
Se escuchó la voz gélida del hombre:

—Si vuelvo a oír tus deliberadas provocaciones, te largas de la empresa.

Miranda palideció al instante, mirándolo incrédula.

¡Él la estaba reprendiendo por Celeste, e incluso la pidió que se largara de la empresa!

¿Por qué?

¿Acaso no habían terminado ya? Hacía un rato, él parecía odiar tanto a Celeste…

En los ojos de Miranda reflejaban herida:

—Jefe, no fue deliberada provocación… Es que he notado que usted ha estado de mal humor estos días y pensé que Celeste se había pasado, así que...

—Eso no tiene nada que ver contigo. Ubica tu lugar.

Dicho esto, el elevador se detuvo en el piso de la sala de juntas. Lorenzo retiró su mirada gélida y salió del ascensor con largas zancadas. Incluso su silueta emanaba una frialdad abismal.

Miranda se mordió el labio, con su rostro alternando entre rojo y blanco.

Lorenzo le estaba recordando que ella era solo su subordinada y que no tenía derecho a opinar sobre sus asuntos…

Ella había pensado que por fin él se
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