—¡Dime dónde estás!
La voz tensa del hombre volvió a sonar.
Celeste levantó la mirada y vio el nombre del centro comercial del otro lado. Luego le respondió honestamente:
—Estoy en Plaza Perla.
—¡No te muevas!
El hombre colgó el teléfono bruscamente y Celeste se quedó de pie sosteniendo su celular, esperando.
Lorenzo tomó su saco y con pasos largos se dirigió a la puerta. Andrés acababa de salir del elevador y al verlo rápidamente le dijo con respeto:
—Jefe, el equipo directivo de Electrónica del Sur ya está en la Sala de Juntas No. 3.
—Celeste está en problemas, voy a buscarla, tú ve y atiéndelos en mi lugar —le ordenó Lorenzo.
Mientras caminaba, el hombre frunció ligeramente el ceño, y luego entró al elevador.
Andrés se quedó parado ahí, perplejo, viendo cómo se cerraban las puertas del elevador…
¿Qué estaba pasando?
***
Diez minutos después, un lujoso auto negro salía del estacionamiento subterráneo.
La Plaza Perla no estaba lejos del edificio del Grupo Vargas. Mientras conducía, L