Capítulo 162
Entraron en el baño termal la noche anterior. Lorenzo la colocó en el suelo y con sus grandes manos desató el cinturón de su bata, dejando que esta se deslizara de su cuerpo.

Celeste emitió un grito leve y se agachó cubriendo su cuerpo con las manos.

En la habitación el aire estaba muy caliente, ella no tenía frío, pero estar sin ropa era realmente vergonzoso para ella.

—¡Lorenzo! ¡Es de mañana!

—¿Y qué?

Lorenzo la miró desde arriba a la mujer encogida frente a él era como un tierno corderito blanco, como una bestia feroz que acecha a su presa.

—Deberías ir a trabajar, se te va a hacer tarde.

Celeste se moría de vergüenza.

¿No era él un adicto al trabajo?

—Un día sin trabajo de mí no hará que el grupo quiebre —Lorenzo restó importancia.

—Pero... ¡Ah!

Antes de que pudiera terminar sus palabras, Lorenzo la levantó en brazos. Ella era tan ligera para él, como si solo tuviera el peso de una niña. Separando sus piernas para colocarlas en su cintura y le ordenó con autoridad:

—¡Sujétate bie
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