“Búscala.”

La voz autoritaria de su lobo ordenó en su cabeza.

A su lobo le gustaba un poco demasiado esa hembra.

Kieran había estado buscando a la cachorra durante toda la tarde pues cuando había ido al orfanato, ella no estaba. Y le ponía tan furioso, que tuvieran que echarla, ella no tenía donde ir.

Incluso lo había buscado en la casa de Gala. Y fue ella, quien le dio la idea de irla a buscar al asentamiento.

El único lugar donde no lo había buscado era en las duchas, y cuando abrió la puerta vio a la pequeña loba acurrucada en un rincón temblando de frío. Estaba cubierta con ropa suya, pero evidentemente no era suficiente para calmar el frío. Su pequeña figura apenas estaba haciendo iluminada por las luces que venían de afuera.

Sus mejillas estaban sonrojadas y sus labios entreabiertos, sus ojos se abrieron al escuchar el sonido de la puerta abriéndose y la sorpresa se reflejó en su cara, notando quien estaba allí frente a ella. Pronto, la vergüenza hizo que cerrara sus ojos por un