Kieran y Aisha compartían sonrisas cómplices de vez cuando mientras se movían por el campo de batalla seduciéndose con sus cuerpos mientras entrenaban, había una conexión que era fácil de percibir ante los ojos de todos quienes pueden notar el poder de ambos lobos mientras pelean como humanos. Aquellas miradas y sonrisas burlonas compartidas durante el entrenamiento no eran solo un juego. Ambos estaban comunicando por medio de ese lenguaje que solo ellos podían comprender.
La tensión en el aire era palpable llenándolos de una excitación que a penas podían controlar.
—Creo que te estás haciendo lento, Alfa Kieran. ¿O acaso estas intimidado por mí? —le preguntó por lo bajo para que nadie más que el macho pudiera escucharla.
Kieran arqueo una ceja divertido, pero su expresión no fue esa.
Aisha se deleitó en la tensión de sus músculos bien definidos.
—Solo te estoy dando ventaja pequeña Omega, no quiero que sea demasiado fácil vencerte, eso sería aburrido.
Ella entrecerró los ojos sabiend