Antes de ir directamente a donde estaba Asling, Dana necesitaba aclarar el tema y que la sacerdotisa no estuviera jugando con su cabeza.
Cuando se encontró con Farrell apenas podía mantener su forma humana.
Sus orbes ya estaban rodeadas de color borgoña amenazante que el macho enseguida captó.
—Gobernante...
—No formalismos Farrell. ¿Dónde está tu hija?
Él parpadeó como si no entendiera de qué hablaba antes de preguntar.
—¿Mi hija? Yo... pensé que lo sabía, ella está escribiendo un libro sobre el Alfa del Norte.
—Eso lo sé. No responde a mi pregunta.
Pero Dana sospechó que sí lo hacía y eso la irritaba mucho más.
—Bueno —el parecía incómodo antes de hablar y Dana comenzaba a ponerse más furiosa de lo usual—. Se fue con él para ver cómo se desenvuelve el Alfa Kian y poder agregarlo al libro. ¿Pasó algo malo...?
Dana no le respondió pero se fue directamente al calabozo.
Finalmente Asling pagaría no solo por lo que le había hecho en el pasado. Sino que además en ella saciaría las ganas d