Kieran nunca había tenido problemas en controlarse, desde que era un cachorro había sido disciplinado en busca de cumplir todas sus metas, cuando tenía algo en la cabeza, difícilmente podía sacárselo. Pero ahora mismo con ella entre sus brazos, casi había olvidado su objetivo principal en la manada de sus padres.
“Alison.”
Se forzó a pensar su nombre como un mantra.
Su mandíbula se apretó y apartó a la hembra suavemente de su cuerpo. Ella lo miró debajo esas pestañas tupidas haciendo que cada vez fuera más difícil mantenerse alejado.
Aisha se apartó de golpe recordando sus posiciones y lo atrevida que había sido pero a pesar de ello él no parecía enojado sino más bien confundo y aturdido.
Incluso aunque la hubiera apartado era imposible olvidar la sensación de ella entre sus brazos ni el torbellino de emociones desencadenante que tenía gracias al toque de la hembra.
Después de eso, los dos habían actuado como si nada. Kieran había cortado el pastel para ella, y ambos habían comido e