Al despertar al día siguiente Devanie se llevó una mano a los labios intentando ocultar una sonrisa.
La noche pasada había sido tan maravillosa que a penas podía creer que era verdad.
Ninguno podía sacar las manos del cuerpo del otro.
—¿Qué voy a hacer ahora?
Estaba nerviosa.
Era demasiado tarde para ocultar sus sentimientos por Amarok. Pero también la precupaba lo que había pasado entre su familia y él en el pasado.
Amarok había atacado antes a su padre y Dana también lo odiaba por eso.
¿Cómo iba a decirles a todo la verdad?
El otro problema era que él tampoco quería dejarla llamar a sus padres.
No sabía si se debía al nerviosismo por perderla. Pero ella tampoco quería alejarse de él.
Miró alrededor de su habitación y no lo encontró sintiéndose decepcionada de que no estuviera allí pero trató de no ahondar en esos pensamientos.
Después de ducharse y arreglarse Devanie vio el montón de piedras preciosas que habían sobre la mesita.
Él las había dejado para ella.
Devanie suspiró antes d