Mundo de ficçãoIniciar sessãoBajamos del coche con el corazón latiéndome con fuerza contra el pecho como un pájaro enjaulado. La imponente casa de la manada se alza ante nosotros, su fachada de piedra hermosa e intimidante a la vez. No puedo dejar de pensar en los juicios que pasarán por sus cabezas una vez que presenten a Milo.
¿Dónde está su madre? ¿Por qué no está con él? ¿Es mestizo? Preguntas como estas han estado dando vueltas en mi cabeza durante todo el trayecto, dejándome las palmas sudorosas y la boca seca.
Nos encontramos con Antonio en la entrada de lo que supongo es la casa principal de la manada. Su alta figura bloquea parte de la ornamentada puerta de madera, el cabello oscuro ligeramente alborotado por la brisa. Lleva una sencilla camiseta henley negra que se ajusta a sus anchos hombr







