XLVII. Mi "querida" suegra
Oliver estaba demasiado feliz, con el corazón latiendo en su pecho desesperadamente, al fin se iba a casar con Valerie, la mujer de su vida.
Superar tantas vueltas del destino, para llegar a este momento feliz.
Miró a los invitados en las sillas forradas de blanco que le devolvían la mirada, deseándole las mejores bendiciones, incluso sus padres habían venido.
Estaban en un jardín, con el césped verde y saludable, lleno de arcos con hermosas flores que dejaban su aroma a lirios en el aire, así olía su Vale, que ahora lo esperaba, parada frente a él con un magnífico vestido de novia blanco.
- El novio puede besar a la novia- anunció el cura y Oliver tomo suavemente el velo para descubrir a su querida esposa y darle el beso que sellaría su compromiso matrimonial.
Oliver se quedó con la mano que agarraba el velo congelada en el aire, todo el ambiente de alegría y amor, se borró de repente.
- ¿Por qué estás aquí, por qué eres tú? - le preguntó a Elizabeth con una mezcla de incredulidad y