XL. La mejor equivocación de mi vida
- No puede abrir todavía los ojos- le decía Matthew a Ailsa mientras la conducía a un sitio desconocido y Ailsa parecía una niña entusiasmada y curiosa por la sorpresa.
Era su cumpleaños y nunca había recibido tantos obsequios desde que se despertó esta mañana y el primer regalo fue un magnífico orgasmo, que su esposo le dio haciéndole el amor apasionadamente.
Después, Callum y Matthew le cantaron felicidades con un pastel y le dieron unas cajas con un vestido hermoso y unas joyas espectaculares, que Ailsa no quería ni saber cuánto habían costado.
Llegaron más tarde, Catriona y Morag y se habían pasado todo el día en un espectacular almuerzo en familia, lleno de risas y armonía.
Desde el día que se reunieron, al regresar, Matthew se quedó con ellos en la finca de Catriona.
Les preocupaba dejarlas solas porque Morag aún se estaba recuperando, por suerte, al despertarse, no estaba tan mal como para ser internada.
Con el apoyo y el cariño de todos, esta vez superaría la crisis más r