Mundo de ficçãoIniciar sessãoEra un juego, y en ese instante, la noche entera pertenecía solo a ellos. La bruja inclinó aún más el rostro hasta casi rozar su hocico, dejando que cada palabra le resbalara como veneno dulce por las orejas, su voz era seda oscura, un cántico cargado de lujuria.
— Eres un perverso... — murmuró, dejando que el sonido se enredara en la penumbra — Tu cuerpo arde con solo sentirme encima. — el licántropo gruñó, mostrando los colmillos, negando con un bufido.
Sus músculos se tensaron contra las lianas que lo mantenían colgado, pero la bruja no retrocedió, se rio con suavidad, con esa risa que parecía un zumbido venenoso, sus uñas largas y pintadas de un carmesí enfermizo descendieron lentamente por sus







