Inicio / Mafia / La atracción fatal del gángster / Capítulo 26: Deben respetarme
Capítulo 26: Deben respetarme

Auracio

Después de nuestra pequeña charla, nos sumergimos en nuestro trabajo.

- Mañana, debemos ir a hacer el control de los bares y las casas de citas.

¿Vendrás con nosotros?

- Sí, aprovecharé para presentarla a los demás.

- Tus prostitutas no estarán contentas.

- ¿Y por qué? Ellas fueron pagadas por su trabajo, no tengo novias ni amantes entre ellas.

- Espero que no se metan con Ariane.

- Si quieren morir, pueden intentarlo.

Al mediodía, salgo de mi oficina para ir a buscar a mi dulce.

Entro en la sala de informática y la encuentro tecleando a la velocidad del rayo, mis dos empleados de mantenimiento la miran estupefactos. Es asombrosa.

- Mi querida, es hora de ir a almorzar.

Ven, podrás terminar más tarde.

- De acuerdo, jefe, usted es el jefe, si me pide que gatee, lo haré.

- Qué hermosa eres así, mi querida, eres tan obediente.

La beso tiernamente, y ella se sonroja.

Demasiado linda y tan inocente.

La tomo por la cintura y vamos al comedor.

- Después del almuerzo, quiero hablar contigo.

- De acuerdo, mi querida, ahora come, necesitarás fuerzas para más tarde.

Mis hermanos se burlan de nosotros.

- Oh, el pequeño travieso, no pierde el norte ese.

- Dejad de romperme las pelotas.

- No te preocupes, si te rompen las pelotas, tu novia podrá ocuparse de eso después, ¿te imaginas?

Ella se encargará de ti.

Ariane toma la palabra:

- Ustedes, banda de carroñeros, ¿creen que pueden burlarse de mí así? Son sus pelotas las que voy a aplastar, pandilla de ignorantes, de analfabetos.

Ahora cierren la boca y coman.

Un silencio sepulcral se estableció en la mesa.

- Wahoo, no sabía que podías ser intimidante, me das miedo. Dice Philippe.

- No la conocen bien, no hay que buscarla, si no, les romperá el culo, dice Marianne.

- Es cierto que es intimidante, pero de ahí a golpear a uno de nosotros, eso es imposible.

- Ella es cinturón negro de kung-fu tercer dan. Replica su amiga.

- Debemos verificar eso, después del almuerzo, iremos al gimnasio.

- Muy bien, mis dulces, saben, no me gusta presumir, así que después compararemos nuestras habilidades.

- Que nadie toque a mi novia, si no, les arranco los brazos.

- No digas eso, si llego a tumbar a alguien, dirán que es porque los amenazaste.

- Pero, ¡mi querida!

- No hay peros que valgan, van a aprender a respetarme.

Ariane

Después de la comida, vamos a dar un pequeño paseo, para digerir un poco.

- ¿Qué querías decirme?

- Quiero pedirte que, por el poco tiempo que voy a pasar contigo, quiero ser respetada, la escena a la que asistí el primer día aquí, no quiero volver a ver ese tipo de escenas.

Durante los próximos meses, no te acerques a una mujer y yo haré lo mismo.

Pero, si por accidente te equivocas un día de vagina, yo también me equivocaré de pene. Espero que nos entendamos.

- Odio que me amenacen.

Como dijiste, no te voy a engañar, sabes que realmente quiero hacer algo serio contigo.

- Lo espero por ti.

Me besa y dice:

Sabes que voy de sorpresas en sorpresas contigo, me sorprendió gratamente darme cuenta de que conoces tan bien la informática.

Y ahora dices que sabes pelear y defenderte... es bastante impresionante.

- Irás de sorpresas en sorpresas conmigo. Tengo muchas más sorpresas para ti.

- Espero que sean buenas sorpresas.

- Eh, también quería pedirte que necesito una pastilla anticonceptiva, ya que no había tenido relaciones con nadie, no me preocupaba, pero ahora, tengo que asegurarme de no quedar embarazada, soy demasiado joven.

- Muy bien, llamaré al médico que podrá recetarte una pastilla anticonceptiva.

- De acuerdo, eso es lo que quería decirte.

- Aprecio tu honestidad, cada vez que tengas algo que decir, házmelo saber, no te contengas.

- Sabes que, para mí, no me quedo callada, cuando algo no me gusta, lo digo sin dudarlo.

Vamos a darles una lección a tus hermanos. Esta noche me quedaré con Marianne, hace tiempo que no hacemos una noche de pijamas.

- Lo siento, mi querida, podrás pasar una parte de la noche con ella, pero dormirás conmigo durante los próximos meses.

- Creo que necesitas una noche de descanso, has trabajado demasiado.

- ¿Y quién te dijo que estaba cansada?

Se acerca, me pega a su cadera, puedo sentir su longitud contra mi vientre.

- Siempre tengo ganas de ti, no estoy cansado. Vamos a retomar el partido más tarde.

Me besa, sus manos aprietan mi trasero.

- Hum

- Tienes tantas ganas de mí como yo de ti, osa decir lo contrario.

- Es cierto que tengo ganas de ti, pero debemos irnos, nos están esperando y tengo que cambiarme.

Salgo de sus brazos y corro a mi habitación. Busco entre la ropa en el armario y encuentro lo que busco...

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP