Ariane
sale de sus brazos y corre hacia mi habitación. Busco entre la ropa en el armario y encuentro lo que busco.
Un mono que me queda como un guante, que resalta mis enormes pechos así como mi bonito trasero.
¡Soy magnífica! Si fuera un hombre, también me enamoraría de esta hermosa dama que está frente a mí. Le doy un beso al espejo.
- Espejo, espejo hermoso, dime quién es la más bella.
- ¡Eres tú, mi reina! Me respondo a mí misma.
- Gracias, hermoso espejo, solo dices lo que ya sé, pero gracias de todos modos.
Salgo de la habitación, con pasos de conquistadora. Encuentro a todos en la oficina, luego caminamos hacia el gimnasio.
- Diosa de la belleza, eres magnífica. Me dice Auracio.
- Ya lo sé, gracias de todos modos.
Philippe interviene:
- Es la primera vez que veo a alguien tan engreído.
- ¿Qué quieres? ¿Que simplemente diga gracias?
- Sí, hubiera estado mejor.
- Lo siento, cariño, pero no es un hecho nuevo, sé que soy hermosa, muy hermosa, y me gusta que me lo digan, escucharlo es música para mis oídos.
No seas celoso, que solo me digan a mí que soy hermosa.
Con tu cara de babuino, ¿quién te va a hacer un cumplido? ¿O quieres que te mientan?
- Auracio, habla con tu puta, no me gusta que me falten al respeto.
- ¿Por qué le pides a Auracio que intervenga? ¿Tienes miedo de mí? ¿Qué crees? ¿Que al llamarme puta, me dolerá? Pero me importa un carajo, ¿sabes por qué? Porque tu palabra no tiene importancia para mí, al igual que tu pequeña persona.
- Basta ya, ustedes dos, cariño, ¿con quién vas a empezar la pelea?
- Con Philippe, ven, mi babuino, ven que te aplasto los huevos.
- Maldita sea, Auracio, le voy a dar su merecido a esta cabeza de chorlito.
- Acércate, mi perro, ven a ver a tu amo.
Hago todo lo posible para hacerlo enojar, así será más fácil derribarlo.
Subimos al ring.
Veo sus ojos llenos de ira.
- Pónganse guantes para no hacerse demasiado daño.
- Creo que no es necesario.
- Philippe, ponte un guante, es una orden.
- No te preocupes por mí, Auracio, él puede no ponérselos.
Comenzamos la pelea, veo que intenta sorprenderme.
Es rápido, recibo un puñetazo
en las costillas, me doblo por el dolor, él aprovecha y se lanza sobre mí.
Y ahí, aprovecho y me lanzo a su cuello,
hago su cara con su cabeza rodeada por mis brazos, aprieto muy fuerte su cuello presionando su carótida, él se debate como un demonio, luego sus fuerzas comienzan a abandonarlo, hasta que cae al suelo desmayado.
Luego lo suelto:
- Entonces, ¿quién es la mejor?
- Cariño, eres tú la mejor, nunca imaginé que pudieras ser tan temible. Eres un arma viviente.
Me besa con avidez.
- Maldita sea, eres genial.
- ¿A quién le toca? Pregunto.
- Lo siento, jefa, pero, paso mi turno, dice Marco. Visto cómo luchas, haré todo para no contradecirte.
- Yo también paso mi turno, dice Fernando, eres genial como mujer.
Felicitaciones y bienvenida a la familia.
- Muchas gracias, eso me llega al corazón.
Marianne interviene:
- Te dije que es genial.
- Tenías razón, dice Marco. Tu amiga es maravillosa.
- Ven, Marianne, vamos a charlar un poco
lejos de estos rústicos.
- Eh... ¿me olvidas o qué? pregunta Auracio.
- No, tú y yo no podemos estar todo el tiempo juntos.
- ¿Por qué no?
- Porque debes tener algo más importante que hacer.
- Pero no hay nada más importante que tú, mi bella.
- Qué halagador puedes ser, cariño.
Me sonrojo al decir esto.
Se detiene en su impulso y se vuelve hacia mí,
- Repite lo que acabas de decir.
- ¿Qué? ¿De qué hablas?
- De cómo me llamaste.
Estoy incómoda. Él toma mi rostro y presiona sus labios contra los míos, no tienes que tener vergüenza de llamarme así, me encanta que me llames bebé. Por favor, repítelo.
- Bebé.
- Otra vez.
- Mi bebé.
- Hmm, mira todo el efecto que me hace.
Se pega a mí, su anaconda bien dura toca mi vientre, me froto contra él
para sentirlo aún más.
- Me vuelves loco, ¿te das cuenta
del efecto que tienes en mí?
- Debo ir a lavarme, antes de la cena.
- Vamos, voy a ayudarte.
- Sé muy bien a dónde quieres llegar, así que no, no necesito tu ayuda.
- ¿Cómo puedes ser tan mala?
Me duele el corazón, lo dice de manera teatral, poniendo la mano sobre su corazón.
- Estoy segura de que te recuperarás.
- Qué mala puedes ser.
Agarro a Marianne y nos vamos a mi habitación. Me desnudo y entro a la ducha.
Después de mi ducha, encuentro a Marianne que está buscando en mi armario.
- ¿Puedo saber qué buscas?
- ¿Qué crees? Estoy buscando algo con qué vestirme. Tu querido te ha comprado muchos trajes muy lujosos, así que me voy a servir como se debe...
Ariane¿Puedo saber qué estás buscando?- ¿Qué crees? Estoy buscando algo para vestirme. Tu querido te compró muchas prendas muy lujosas, así que voy a aprovecharme como es debido.- Qué puedes ser molesta, yo que pensaba que era porque te hacía falta. Y yo que estaba tan contenta de tener una noche de pijamas contigo.- Dios mío, Ariane, deja de dramatizar, tu comedia para hacerme sentir culpable no funciona conmigo.- ¿Quién te dice que estoy actuando?Dios todopoderoso, mi única hermana en este mundo, no me ignores por unos cuantos trajes, ¿qué he hecho yo, por el buen Dios, para tener una hermana así?Sálvame, ayúdame, Dios mío, ya no reconozco a mi hermana, ha sido pervertida por los bienes materiales.- Te juro que si sigues con este drama, ya no te diré lo que pasó entre el guapo Marco y yo.- Henn, sabes que solo te estaba bromeando, eres mi favorita, lo sabes.- Excepto que no tienes otras hermanas, soy la única.- Bueno, de acuerdo, mi única y querida hermana pequeña, cuénta
Ariane- ¿Qué haces aquí?- ¿Y qué te importa? ¿Quién eres tú para hacerme esa pregunta?- Yo no soy nadie para hacerte la pregunta, excepto que estás en mi casa, así que te vuelvo a hacer la pregunta y más te vale que me respondas.¿Qué haces aquí?Ella me empuja e intenta pasar, es el error que no debió cometer.La agarro del cabello y tiro de él lo más que puedo. Ella grita con un gran grito que hiela la sangre.- Suéltame, especie de salvaje.- No sabes a quién te enfrentas. Y aún no has respondido a mi pregunta, ¿qué haces aquí?- Suéltame, te voy a responder.Tiro aún más de su cabello, veo sus lágrimas caer.- Entonces, ¿qué haces en mi casa?- He venido a ver a Auracio.- ¿Por qué?- Eso no te importa.- Si te hago la pregunta es porque me importa, ¿quieres seguir sufriendo?- No eres más que una sucia, zorra, déjame en paz.Le doy una fuerte bofetada que la hace caer al suelo.- ¿Qué está pasando aquí?- Es esta salvaje, que me ataca.dice ella sosteniéndose la mejilla.- Ari
Ariane- Ya veo, ¿sabes por qué no te llamó? Es porque ahora está en pareja conmigo, así que ahora entiendes por qué te hice la pregunta.- Sí, señora, lo entendí, pero por favor, no me pegues más.- ¿Crees que tienes derecho a hablar? Le doy otro golpe, ella llora, suplica.- Te lo ruego, tienes razón, no diré nada más.- Te voy a dar una opción: o te quedas aquí durante dos días, y yo vengo de vez en cuando para darte algunos latigazos, o te quedas a mi servicio durante una semana, y durante esa semana serás mi sirvienta, harás todo lo que te pida. ¿Eliges quedarte aquí o venir conmigo?- Iré contigo, señora.- Muy bien, perra. La desato y me vuelvo hacia mi amado, ¿tienes algo que decir sobre su nuevo puesto para la semana?- No, señora, usted es la jefa, no tengo nada que decir.Sonrío, puede ser bromista a veces.- Sígueme y no te quedes atrás, no porque estés herida vas a descansar, ve a lavarte, y ponte un uniforme de sirvienta, luego reencuéntrame donde sea que esté, te doy
Capítulo 1 – Fin de cursoArianeMe despierto con una energía que me recorre el cuerpo como una corriente eléctrica. Hoy no es un día cualquiera: es mi último día de clases. Por fin.Déjame presentarme. Me llamo Ariane Akon Leslie, tengo 19 años y estoy terminando la carrera de Gestión Empresarial. Ha sido un camino largo, lleno de desafíos, pero lo he recorrido con la frente en alto. No tuve atajos. Nada me fue regalado. Todo me lo gané.Mis amigos dicen que soy hermosa. Tengo una figura de reloj de arena, piel morena y un cabello liso que me cae en cascada hasta la mitad de la espalda. Me gusta cuidar mi cuerpo, pero sé que mi verdadero valor no está en lo físico. Soy ambiciosa, determinada. Quiero más.Hoy debo recoger mi diploma, así que no pierdo el tiempo. Salgo de mi habitación, me ducho con agua caliente, dejo que el vapor relaje mis músculos y luego desayuno algo rápido. El día me espera.Vivo en un piso compartido con mi mejor amiga, Marianne. Aunque ahora debería estar de v
Capítulo 2 – AurácioAurácioMi jet aterriza en Las Vegas tras varias horas de vuelo. Nos recibe el mismísimo Sanguinario en persona, una señal clara de cuánto valora nuestra colaboración. No esperaba tanto de su parte, lo admito.Pasamos por el detector de metales. Nos registran con minuciosidad; en este negocio, la confianza jamás excluye el control. Una vez terminadas las formalidades, nos saludamos con un apretón de manos.—Buenas noches. Bienvenido. Espero que hayas tenido un buen viaje.—Muy bien, gracias.—Por favor, sígueme.Frente a nosotros, diez vehículos alineados. Subimos al que ocupa el centro.—He privatizado un edificio entero para alojarte a ti y a tus hombres.¿Te parece bien?—Ya tenía mis propios arreglos, pero en aras de la confianza, acepto. Gracias.—Te dejaré descansar. Nos vemos a las 10 p. m. en mi club.—Perfecto. Me parece bien.Permanezco en el coche unos minutos, esperando la confirmación de mi teniente de que todo está en orden. Cuando me da luz verde, d
El clubAriane- despiértate dormilona..- puta, déjame dormir un poco, tengo mucho sueño, no he podido cerrar un ojo en toda la noche.- si queremos ir de compras hoy, ¡es ahora, ya es mediodía!- ¿Qué? No puede ser.- ¡Oh, sí, Marianne! Entonces levántate y ve a lavarte, yo me encargo del desayuno.- gracias, ¿qué haría sin ti?- Siempre me hago esa misma pregunta... Ella se levanta y se dirige a la ducha. Yo voy a la cocina a preparar un buen risotto. Me encanta ese plato.Marianne y yo nos conocemos desde hace cuatro años, es decir, desde la muerte de mi madre, el conductores borracho era su tío, a quien ella estaba muy apegada. Sus padres todavía viven, pero ella prefirió quedarse conmigo para que nos apoyáramos durante este duelo.Yo ya no tenía nadie con quien vivir, sus padres siempre estaban entre dos aviones. Ella prefirió vivir conmigo porque siempre estaba sola, cada mes sus padres le envían dinero, que comparte conmigo. ¿Creen que no le quiero? Pues no, sí lo necesito y n
Capítulo 4 – Reunión (2)AuracioBajo para encontrarme con John Smith. Nos espera en la limusina, acompañado, como siempre, por mujeres impresionantes. Me acomodo frente a él mientras dos bellezas se acurrucan a sus costados.—¿Bien descansado? —pregunta con una sonrisa relajada.—Lo suficiente —respondo, directo.—Te presento a mis actuales compañeras: Abril y Bretaña.—Buenas noches, señor —dicen a coro.—Buenas noches, bellezime.John chasquea los dedos, y dos mujeres más se acercan a mí: una rubia con curvas letales, la otra pelirroja, con unos ojos verdes que parecen leer el alma.—Para ti, hermano. Megs y Tisha.—Encantado —respondo mientras me evalúan con descaro.—Estás delicioso —susurra Tisha.—Te cuidaremos bien —añade Megs, relamiéndose los labios.—Me parece encantador —digo, conteniendo una sonrisa.El conductor arranca. Veinte minutos después, escoltados, llegamos a un restaurante elegante. Nos ubican en una mesa reservada, apartada del resto. A cada lado, las mujeres n
Capítulo 5 : Reunión 3AuracioElla es magnífica. Tiene ese tipo de belleza que desarma sin esfuerzo. Su piel dorada contrasta con unos ojos de un azul tan claro, tan poco común en una morena, que por un instante pierdo la noción del tiempo. John, sentado frente a mí, nota mi distracción y se gira disimuladamente para no parecer curioso.—¿Estás bien? —me pregunta.—Acabo de ver a la mujer más hermosa de mi vida… y está justo detrás de ti. La quiero.John se da la vuelta para observar. Sus ojos la localizan enseguida y se quedan clavados en ella durante cinco largos minutos. Demasiado largos para mi gusto.—Magnífica —murmura finalmente.Se levanta como si nada y se dirige a las chicas.—Bueno, señoritas, vamos a subir a mi oficina a tomar algo. No tardamos.Me hace una seña para que lo siga. Al llegar, llama a uno de sus guardias y le muestra a la joven en las cámaras de seguridad.—Súbela al VIP+ número 2. Lo que quiera, invítala la casa —ordena.—Sí, señor.¿Pero en qué diablos est