Los primeros días tras la partida de Sofía fueron un torbellino de emociones para Laura. La casa se sentía más silenciosa, las rutinas menos completas, y cada rincón evocaba recuerdos de su hermana. Sin embargo, la nostalgia no podía detenerla. Era momento de retomar su trabajo y enfocarse en su rol como gerente en la empresa de cosméticos Los Laureles.
El lunes por la mañana, Laura atravesó las puertas de la oficina con determinación. El aire fresco de la mañana y el sonido de los teclados resonando en el amplio espacio de trabajo le recordaron lo mucho que disfrutaba su profesión. Apenas se acomodó en su escritorio, sus asistentes y amigos de confianza, Carlos y Marta, se acercaron con sonrisas cálidas.
“¡Bienvenida de vuelta, Laura! —exclamó Marta, entregándole una carpeta con los reportes pendientes” —. Tenemos todo listo para que te pongas al día.
Carlos, con su característico humor, añadió:
“Nada se ha incendiado en tu ausencia… todavía. Pero sí que te hemos extrañado.”