El ambiente en la oficina de la empresa, que días atrás había estado marcado por la tensión y la incertidumbre, se tornaba ahora más serio y preocupado.

La crisis del escándalo había sido parcialmente controlada, pero un nuevo problema externo amenazaba con complicar aún más las cosas.

La noticia había llegado como un balde de agua fría: un problema en el mercado, específicamente en la línea de artículos de belleza, había provocado una caída significativa en las ventas.

La causa principal era el alto costo de los productos en las tiendas, lo que hacía que muchas clientas optaran por no comprar o buscar alternativas más económicas.

Alex, como presidente de la compañía, estaba profundamente preocupado. La caída en las ventas no solo afectaba las cifras económicas, sino también la percepción de la marca y la motivación del equipo.

La sala de reuniones en la que convocó a su personal directivo se convirtió en el escenario de una discusión urgente y necesaria para encontrar soluciones.

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