68. ¿Qué somos, señor Akerman?
En el desayuno engulló de todo un poco. Huevos revueltos, pancakes de harina de trigo, tocino, una taza de chocolate caliente y fruta, incluso picoteó el plátano que Jack dejó porque según él era otro carbohidrato que se salía de su estricta dieta.
— Me gusta que seas de buen apetito — le dijo él con una sonrisa.
— En cambio, tú… ¿ensalada de pepino y manzana verde? ¿En serio? — lo juzgó al tiempo que pinchaba un trozo de pancake y lo acercaba a su boca — Prueba, está riquísimo.
— No como harina en la primera comida del día, además, es tuyo, le pedí al chef que lo preparara especialmente para ti.
— Que atento… abre — le ordenó, ignorándolo por completo.
— Kira…
— Abre
— No voy a comer eso — replicó, y hablaba en serio. Era intolerante al gluten y a la lactosa.
— No puedes ser tan correcto y aburrido, hombre.
— ¿Hombre? — preguntó y la miró con una ceja elevada, como si estuviese averiguando con ese gesto si había escuchado bien. Ella solo se encogió de hombros con inocencia y se llevó