67. Celoso y sin remedio
Entre beso y beso, Jack la arrastró al cuarto de baño. Kira se aferró a su nuca y avanzó en puntillas, correspondiendo al embate de su lengua más que complacida.
— ¿Seguro que solo vamos a darnos una ducha? — le preguntó coqueta, riéndose, y reparando en seguida que la virilidad masculina se había despertado… nuevamente.
— Quizás un poco más que una ducha — respondió seductor, lamiéndole los labios lenta y cálidamente, mientras deslizaba las manos por el arco de la espalda y le apretaba las nalgas.
— Eso me gusta.
— Y a mí — le mordisqueó el labio y le dio la vuelta para abrazarla por la cintura, haciéndola reír. Ella recargó la cabeza en el hombro al tiempo que él ajustaba la temperatura del agua — ¿Está bien así?
— Está perfecta — murmuró.
— Tú eres perfecta — confesó contra el lóbulo femenino, y le acunó los pechos desde atrás. Ella gimió y se mordió el labio —. Las manos contra la pared.
Kira soltó una pequeña risa y se giró entre sus brazos, mirándolo con deseo vivo. Colocó las m