59. Nadie va a tocar lo que es mío
Margaret y Lana se instalaron en el pent-house pese a la decisión de la mujer de trasladarse a un hotel; tenía sus ahorritos de años y no quería incomodar. Sin embargo, Jack se negó completamente y le pidió de favor que se quedara, que para él sería un placer tenerlas allí y tampoco había necesidad hacer una cosa así, no obstante, lo que terminó por convencerla fue saber que estaría cerca de su nieta para cuidarla ahora que estaba gestando a su bisnieto, ya que esta no podía quedarse en un hotel por su propia seguridad.
El pent-house era casi una fortaleza en la que las tres estarían seguras, pues Miller todavía era un prófugo de la justicia y no se sabía sobre sus planes.
Albert fue dado de alta un par de días después del accidente. La recuperación de Prudence duró un poco más, pero al final todo salió bien y ella ya estaba en casa, siguiendo las indicaciones médicas.
Kira la llamaba cada vez que podía, incluso, en ocasiones, y por petición de la propia mujer, hasta dos veces al día.