37. Un jodido paro cardiaco
Jack consideró que esa noche no necesitaba guardaespaldas, salvo a Kiliam, que lo seguía a sol y a sombra sin importar lo que este le ordenara.
— ¿No tienes familia? — le preguntó desde el asiento del copiloto. Y eso no era algo que él no supiera, es que simplemente había pasado un tiempo desde que lo contrató y no estaba del todo seguro si su situación sentimental había cambiado con los años, aunque lo dudaba.
— No, señor — respondió el joven, al volante, que no cruzaba los veintisiete.
— ¿Y has considerado alguna vez tenerla?
Kiliam lo miró de reojo.
— ¿Quiere mi aprobación respecto a sus propias dudas, señor?
Jack sonrió y negó con la cabeza.
— Me conoces.
— Como la palma de mi mano — concordó — Y si todavía quiere mi respuesta, sí, espero tener pronto una familia… cuando llegue la indicada, por supuesto.
— ¿Cómo sabes cuándo es la indicada? — preguntó, curioso. Él jamás había experimentado esa sensación con ninguna mujer… hasta hace poco.
Kiliam aparcó el auto frente al bar y se g