La luz del amanecer comenzaba a filtrarse a través de las pesadas cortinas que cubrían las ventanas del despacho de Javier. El día apenas comenzaba, pero el aire en la habitación estaba cargado de tensión. La conversación que había tenido con Sebastián había dejado una huella profunda en él, y por primera vez en mucho tiempo, se encontraba cuestionando su propio dominio.
Sebastián había mostrado algo que Javier no había previsto: resistencia. Más aún, había comenzado a sembrar una semilla de duda en la mente de Javier. Sabía que no podía permitir que eso se expandiera. Si dejaba que Sebastián le arrebatará incluso un poco de control, todo lo que había construido durante años podría desmoronarse. Y no estaba dispuesto a dejar que eso sucediera.
El sonido de su teléfono rompió el silencio, y Javier lo levantó sin pensarlo demasiado. La voz al otro lado de la línea era grave, urgente.
-Señor, tenemos un problema. Algo se está moviendo, y no podemos rastrearlo con certeza. Hay filtracione