La noche había caído sobre la ciudad, y con ella una neblina espesa que se asentaba sobre las calles desiertas. Sebastián se encontraba frente al gran ventanal de su oficina, observando las luces tenues que se reflejaban en el cristal. La tormenta de pensamientos que lo había estado acosando durante toda la tarde parecía intensificarse con la noticia de la implicación de su hermano, Marco, en las acciones de Javier. La revelación lo había golpeado con la fuerza de un rayo, dejándolo atónito, incapaz de procesarlo completamente.
¿Cómo había llegado a este punto?
El nombre de Marco aparecía en los registros junto al de Javier, pero había algo que lo desconcertaba aún más: el hecho de que Marco nunca hubiera mostrado ningún indicio de estar involucrado en el mundo turbio que rodeaba a Javier. Sebastián recordaba a su hermano como alguien que había decidido alejarse de todo eso, buscando una vida más tranquila, lejos de la guerra empresarial en la que él mismo se había sumido. No era el t