La mañana había llegado con una sensación de amenaza inminente. Sebastián no había dormido, no por falta de cansancio, sino porque la presión lo mantenía despierto, con la mente corriendo a mil por hora. Los últimos días habían sido una sucesión de movimientos calculados, pero cada uno de ellos parecía más arriesgado que el anterior. Sabía que el tiempo no era su aliado y que, tarde o temprano, las decisiones tomadas en la oscuridad comenzarían a pesar sobre él.
Marco había sido claro en sus palabras: "Javier tiene aliados que no esperamos, y no todo lo que parece ser una amenaza realmente lo es." Sebastián no podía evitar pensar en las implicaciones de esas palabras. Había pasado tanto tiempo jugando a la defensiva, esperando el momento adecuado para atacar, que ahora se encontraba en territorio desconocido. La verdad era que no tenía ni idea de en qué se estaba metiendo.
Decidió reunirse con su equipo esa mañana, cada uno de ellos importante para el éxito de su misión, pero nadie sa