—¿Cenar como una cita? —Me mira extrañada.
—Algo así, como amigos, ¿no?
M****a, que tonto soy.
—Ok —ella sonríe y me besa, al menos no lo tomó mal.
Entregamos los vestidos y nos fuimos sin comprar uno, tal vez otro día nos dediquemos a comprar en vez de follar. Llegamos al apartamento y nos arreglamos para salir a nuestra cita entre amigos. Mi corazón está roto y Sam merece a alguien sano.
Llevo a Sam a un restaurante italiano de nuestras familias, el que acabamos de abrir hace unas semanas. Le hago un tour y además hablo de nuestras comidas a ver si se le apetece una de ellas, además de probar al personal. He comprado el local y he hecho algunas remodelaciones, pero sobre los empleados, lo hizo mi asistente y nadie sabe que soy el jefe, pero ahora ya lo saben, espero que no se pongan nerviosos.
Luego del tour, nos indicaron nuestra mesa, Sam pidió lasaña como cena y yo pedí el Babà como postre, el mesero toma nuestra orden y se va con el menú.
—¿Qué es el babà? —me pregunta el