••Narra Charlotte••

Mientras Charles me daba la espalda, cargando cajas, yo hacia lo posible por liberarme de las esposas. Tiraba de la cuerda de forma disimulada, o al menos, yo creía que estaba disimulando, pero la forma en la que me miraba Charles de reojo, me decía que no estaba cumpliendo el objetivo de pasar desapercibida.

Y aún así, no me dijo nada.

—¿Esa es toda la comida? —preguntó Charles, dirigiéndose a su cómplice.

—Suficiente para vivir cómodamente en la embarcación por un mes.

Agrandé los ojos.

¿Un mes?

No sabía si me mataría apenas estemos en mar abierto o si su plan era tenerme como su prisionera dentro de este yate. Cualquiera de las dos opciones sonaban horribles.

El sonido de las cajas siendo arrastradas por Charles había cesado. Caminó en mi dirección, deteniéndose frente a mí, y luego se arrodilló, poniéndose a mi altura. Su mirada ya no tenía la rabia de antes; ahora era algo mucho peor que no lograba comprender pero no me gustaba nada.

—He estado