27SeraMe la pasé encerrada toda la semana en la casa de Blake.Las cortinas permanecían cerradas, el aire era denso y mi cuerpo parecía haber olvidado cómo moverse con normalidad. Dormía, lloraba, volvía a dormir. Comer era opcional. Existir, un castigo.Blake se preocupaba más de lo que decía en voz alta. Me traía comida, agua, intentaba animarme con tonterías, pero yo solo me encogía en el sofá o bajo las sábanas.Tuve que poner a mis padres en la lista negra del celular. No dejaban de llamar, y no estaba lista para enfrentarlos. Ni a ellos, ni al mundo.Esa mañana —o tal vez era tarde, perdí la noción del tiempo— Blake tocó la puerta y entró sin esperar respuesta.—Sera, tienes que salir de esa cama… —su voz era suave pero firme, como si hablara con una criatura herida—. ¿Qué tal si vienes al Grupo Kingswell? Podemos ir a almorzar luego de mi reunión —dijo todo de carrera, mientras recogía sus papeles y ajustaba su reloj.Me quedé en silencio, mirando el techo como si esperara qu
28BlakeVi el reloj por quinta vez en menos de diez minutos y solté un suspiro. Marqué su número otra vez, y como las anteriores, no contestó. Me pasé la mano por el cabello, ya ansioso.—¿Dónde estás, enana? —murmuré. ¿Estarías en camino o jamás saliste de la cama?Me preocupaba. Mucho. La última vez que la vi parecía una sombra de sí misma, y eso me carcomía por dentro. Me hacía sentir un inútil. Yo debía protegerla, cuidarla… no verla así, rota.Apreté los puños sobre el escritorio, sintiendo el calor subir por mis venas.Ese imbécil que la dejó en ese estado se iba a ganar perder unos cuantos dientes. O más que eso.—Nadie hace llorar a mi hermanita y se queda ileso —gruñí entre dientes.Me levanté decidido. Iba a bajar y le iba a avisarle a Malena, mi asistente, que Sera vendría. Pero su escritorio estaba vacío. Fruncí el ceño. ¿Dónde se había metido?Justo cuando iba a marcarle, me llegó un mensaje del equipo de seguridad."Una mujer intenta ingresar sin autorización. Se niega
29RyderMe di la vuelta con el cuerpo temblando, tenía que irme, estaba a punto de hacer una estupidez, cuando sentí la mano de Aiden detenerme por el brazo.—No puedes irte ahora, Ryder —dijo serio, bajando la voz, pero sin perder firmeza—. La reunión es en quince minutos. Si se firma, hablamos de más de cien millones de dólares. No puedes tirar todo a la mierda por una asistente insignificante.Me giré tan rápido que casi lo golpeo. Lo miré directo a los ojos y gruñí, con los dientes apretados como fiera contenida.—Vuelve a hablar así de ella… y voy a apretar tu maldito corazón hasta que explote —le advertí con una voz tan baja y amenazante que incluso Aiden, que ya estaba curtido de lidiar conmigo, retrocedió un paso.Respiré hondo.No podía perder el control. No ahora.Comencé a caminar hacia la recepción como si nada, como si no estuviera al borde del colapso. Vanesa, mi nueva asistente, caminaba detrás de mí con los tacones resonando nerviosos.—Grupo Thorne, tenemos una reuni
30RyderLa llamada me distrajo mucho, apreté la mandíbula mientras hablaba con el doctor al otro lado de la línea.—Me dijeron que necesitaba de mis especialidades —dijeron al otro lado de la línea.—Gracias por atender tan rápido —dije, aunque mi tono no ocultaba del todo la tensión.Había encontrado un médico especialista en mujeres embarazadas de lobos. Uno de los pocos que aceptaban trabajar con clanes cerrados.—¿Quién es? —pregunta Aiden.—Es la doctora que encontraste. Quiere revisar a Seraphina —agregué, mientras caminaba hacia uno de los ventanales de la sala de reuniones vacía—. puede que la medicina humana… no sé, que la tecnología pueda ayudarnos. ya no estamos en la edad de piedra, ¿no?Me pasé la mano por el rostro, agotado.Si hay algo, cualquier cosa, que la mantenga segura… lo haré.Aunque tenga que soportar verla con él. aunque me parta en dos.La llamada me distrajo mucho. Encontré un médico especialista en mujeres lobas embarazadas y quiere revisar a Seraphina. ¿P
31BlakeLlevé a Seraphina al consultorio privado donde el Dr. Kazuo Tanaka ya nos esperaba. Era un hombre de poco hablar, mirada afilada y precisión quirúrgica en cada movimiento. Uno de los mejores en su campo, recomendado por contactos míos.Sospecho que esto no era un embarazo común. Desde el primer momento.Mientras la examinaba con profesionalismo, yo no apartaba la vista de ella. Su expresión se notaba distraída, como si su mente estuviera atrapada en otra escena… probablemente en la de aquel maldito pasillo, con Thorne no creo que no se conozcan. Él la veía como si le perteneciera y eso me molestaba, porque tengo la certeza de que él era un lobo. No cualquiera. De los poderosos. Y no sabía todavía si eso significaba peligro para mi hermana.Cuando la máquina emitió ruidos de tambor, Seraphina se tensó y mi atención se centró en ella de nuevo.—¿Está todo bien? —pregunté al instante.El Dr. Tanaka se giró hacia mí, cruzando los brazos, como si eligiera con precisión quirúrgica
32SeraphinaCuando me aparté de Blake, Noelia no perdió el tiempo para hablar.—¿Entonces… Blake es el padre del bebé? —directa.Sentí cómo se me helaba la sangre por un segundo. La pregunta de Noelia fue directa, como todo en ella. Siempre había sido así, incluso en la universidad: dulce, sí, pero también frontal. No podía mentirle, pero tampoco podía decirle la verdad. No todavía.Desvié la mirada hacia una vitrina cercana, fingiendo interés en un bolso que no me importaba en lo absoluto.—No… —respondí con voz baja— Blake es mi hermano.—¡Tu hermano es sexy! —asegura ella sin filtro.—¡Noelia! —exclamé.—¡No me veas así! ¡Es verdad! —asegura sin preámbulos— ¿tiene novia? Necesito liberar… calorías —movió las cejas de forma sugestiva.—Sé que es verdad, pero es raro simplemente ver a tu hermano mayor con el titulo de “sexy” —puse los ojos en blanco— que yo sepa no tiene novia, creo…—Eso es fácil averiguar —dijo pensativa— en fin… ¿Quién es el padre del bebé? —preguntó sin rodeos,
33NoeliaMe despedí de Seraphina cuando logré calmarla un poco. La dejé envuelta en una manta y con los ojos aún húmedos, pero al menos respirando sin temblar. Salí de su casa con el corazón palpitando de furia. Cada paso que daba solo aumentaba el fuego en mi pecho.Me dirigí directo al edificio que le pertenece a Ryder Thorne. Ese idiota arrogante. Ese pedazo de basura con sonrisa encantadora. ¿Cómo se le ocurre?Entré con paso firme y el ceño fruncido, dirigiéndome a la recepcionista sin titubear.—Vengo a ver a Ryder Thorne. Ella me observó con la típica mirada de “usted no está en la lista”. —Dígale que su prometida está aquí —dije, alzando la barbilla.Nada abre puertas como una palabra que despierte escándalos.Subí sin contratiempos, el ascensor no podía ir lo suficientemente rápido para mi gusto. Cuando las puertas se abrieron, salí hecha un huracán. Ni me molesté en tocar. Entré directo en su oficina, la furia latiéndome en las sienes.Él se levantó de golpe. Llevaba una
34Ryder —A veces me hubiera gustado que mis hijos fueran de aquel hombre —murmuré, más para mí que para Noelia.“Ahora no tendré uno o dos sino cuatro hijos con Sera”—¿Qué hombre? —frunció el ceño, girándose hacia mí con esa expresión inquisitiva que tan bien dominaba.—La vi con un hombre tatuado. No intentes negarlo —la señalé con amargura—. Sé que ya está saliendo con alguien más.Guardó silencio por unos segundos. Luego, de repente, estalló en una carcajada que me crispó los nervios.—¿Ese? —dijo entre risas, cubriéndose la boca para calmarse—. Ese es su hermano, Ryder.Me quedé mirándola, atónito. El nudo en mi estómago no se deshizo.—Ridículo... —mascullé, pero mis manos se cerraron en puños al imaginar a ese hombre tocándola, abrazándola, protegiéndola— ¿Segura que es su hermano? —pregunté con recelo.—Claro que estoy segura. Me vi con ellos hoy —respondió aún con una sonrisa, pero ahora me miraba con una mezcla de lástima y triunfo—. Estás celoso, Ryder. Lo estás, y no lo