Edmond entra conmigo a la casa y de inmediato, me asusto porque hay dos filas de personas serias y firmes que se inclinan hacia nosotros, saludándonos con tanta fuerza que parece que estamos en el ejército.
— ¡Bienvenidos señores Waldorf! — saludan todos.— Esto no me lo esperaba.— No lo he pedido, pero, me enorgullece que puedan pensar por su cuenta, ya que, es una agradable muestra de respeto hacia los señores de la casa. — dice Edmond.— Por favor, no digas tonterías, Edmond.— Aclaremos algo, Antonella, ¿has decidido quedarte conmigo? — pregunta Edmond.Su pregunta tan directa, me aturde dejándome sin palabras y me avergüenza porque lo ha hecho delante de todos.‘Parece que su pasatiempo favorito es hacerme sentir avergonzada por lo que dice.’ Me digo mentalmente.— Edmond…— ¿Decidiste esc