Quiero gritar porque el muy desgraciado se atreve a caminar por el pasillo completamente desnudo. Pero mi voz no sale y por eso termino moviéndome asustada para bajarme de su cuerpo.
— No te preocupes, solamente tú podrás mirarme.— ¡Edmond! — digo con voz ronca.— Le he pedido a mi gente que desocupe el spa. Así que no te preocupes, seguramente ya todos se han marchado.— Sigo… oliendo.— No te preocupes, todo esto apesta a humanos, pero eso no quiere decir que todavía estén aquí.— No…Ya he llegado a un punto donde puedo diferenciar perfectamente cuándo alguien está cerca y cuándo no, por lo que, aunque no percibo el calor de los humanos aquí, puedo sentir que están muy cerca.— Edmond…— Un momento, tú no eres de las que se equivoca con su olfato.— Aj&aa