No decimos algo más y aunque sus feromonas todavía me están afectando grandemente, es algo que medianamente puedo controlar gracias al aire que entra por las ventanas y me ayudan a alejar su aroma de mí.
El recorrido ocurre rápidamente y por ello, cuando llegamos a nuestro destino él rodea el auto, abre la puerta y me extiende la mano para poder ayudarme a bajar del auto y caminar hacia uno de mis lugares favoritos; el acuario.— ¿Está todo solo? — preguntó confundida.— Lo reservé nada más para nosotros.La respuesta era obvia, porque en temporadas altas como ésta, el acuario cierra casi a las 9:00 de la noche y apenas son las 8:00. — No debió realizarlo. Yo…— Puedes decirme todas tus excusas después que terminemos de disfrutar el acuario. El tiempo corre, tenemos otros lugares a los que ir. — dice é