Capítulo LXXV

Muchas veces le dejamos al tiempo, algunas cosas que podemos solucionar de inmediato sin importar lo que se tenga que sufrir, amargar, pero consientes siempre de decir lo que sentimos, sin ocultar las verdades, las necesidades. Edward y Pamela se aman, se necesitan, pero ambos están pasando malos momentos por cometer errores lastimosos, casi insuperables, reconocer lo bueno, lo malo, las circunstancias es una manera de evitar el rompimiento de la relación.

Pamela, después de visitar a su esposo en la oficina, llegó a casa hecha un mal de lágrimas, no podía imaginar él cuanto dolor le causó al decirle que vivía en casa de Camila, se repetía muchas veces por qué con esa mujer, nunca se cansaría de decirlo. El sufrimiento la tenía desbastada, agotada, casi sin querer vivir, ama tanto a su marido que piensa jamás superar semejante traición.

—Señora Dolores, prepare por favor un té, esos los que usted prepara para dormir, si no buscaré una de esas pastillas para descansar con más tranquili
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