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—Se te escapó un gran detalle de las manos, y es que le diste tiempo a la asesina… —movió su mano, llamando a alguien tras de él y apareció Helen, sostenida por dos de sus hombres y con las manos atadas en su espalda, en su rostro sólo se podía leer el temor—. Le diste tiempo de escapar.

Miró a Andrei y este no pudo evitar sentir un alivio en forma de burla dentro de su pecho.

No podía esperar más del pelinegro que no fuera una hipótesis fácil de hacer.

Elisa dio un paso en su dirección, olvidando todos los buenos sentimientos que había acabado de tener junto a Andrei y comenzando a asustarse, porque el rostro de la inocente Helen le hizo entender que sabía que iba a morir.

Pero Andrei evitó que avanzara, tomando su brazo fuertemente y volviendo a atraerla a él, tapándole la boca con su otra mano con fuerza, porque sabía que diría algo que no debía decir para salvar a la chica.

La bailarina se agitó más al verse inmovilizada por Andrei, mirando a la única persona que creyó tendría u
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