Capítulo 40: Un padre y un hijo.
Llega el desayuno para los tres, por lo que asume que Ulises lo pidió al llegar. Los ve salir del baño, pero en cuanto le llega el olor del desayuno a Alina, vuelve a correr al baño.
—Te juro que no sé qué le pasa, si no ha comido nada —dice Ulises angustiado—. Creo que debo ir por algo para la indigestión.
—O mejor… ve por una prueba de embarazo —le dice Vania en tono de burla, mientras se come una tostada.
Él abre los ojos, sonríe feliz y corre con Alina. Esta vez, se la lleva directo al cuarto, la recuesta en la cama y le besa el vientre.
—Creo que ya tenemos un intruso por aquí —no puede ocultar su emoción, mientras que Alina se queda sorprendida ante la posibilidad.
—No creo, es… es muy rápido… —Alina hace un puchero y a Ulises se le derrite el corazón.
Sea cuál sea el resultado de esa prueba que harán, será feliz de todas maneras, porque para él no hay otra mujer con quien quiera estar y practicar esos bebés.
Cuando sale del cuarto, ya Vania se ha comido el desayuno de el