Capítulo 18: Huyendo para regresar.
El miedo que siente por aquella mujer pequeña y frágil lo lanza de la cama en cuanto el sol comienza a salir, llama a todo el personal nada más baja y les deja claro que Vania no sale de allí, sin su permiso previo. Además, no recibe visitas de nadie sin su aprobación y que ante cualquier cosa, deben informarle de inmediato.
Vania se despierta con esa extraña sensación que deja en el cuerpo el no dormir mucho, se mira la mano en donde Mateo con delicadeza dejó sus dedos cubiertos con una bandita para que no se saliera la pomada y sonríe con tristeza. Baja para comer algo y luego ponerse a preparar la comida del día, cuando se cruza con Mateo que va al despacho para sacar unos documentos.
—Hola, buenos días… —le dice ella bajando la mirada para no babear por él.
—Hola… ¿cómo está tu mano? —le pregunta con la suavidad que el irse le permite tener.
—Mucho mejor, gracias —sus miradas se cruzan, hasta que Mateo entra al despacho.
—Te dejaré el l