CAPÍTULO VEINTISEIS

Luna suspiró y asintió, pero luego añadió, en voz baja y con una vulnerabilidad que me partió el alma:

—Quiero ver a mi papá sonreír. Quiero que esté en casa y que no tenga que salir enfermo solo por mí.

Sus palabras me conmovieron profundamente. No solo Erik llevaba el peso de la familia; Luna también parecía haber asumido esa carga, cuidándose mutuamente en una conexión tan especial y única que me hizo sentir parte de algo sagrado.

—Te lo prometo, pequeña —le dije, tomando su mano—. Lo cuidaremos juntas, tú y yo.

Luna sonrió, y en ese momento entendí que no estaba entrando solo a la vida de Erik, sino también al corazón de esta niña, que era tan fuerte y valiente como su padre. Ambas compartimos una mirada de complicidad, un pacto silencioso, y supe que aquella promesa era el comienzo de algo más grande que cualquier palabra.

Luna sonrió y se acomodó en el sillón, cerrando los ojos con una expresión de paz. Sus manitas aún sujetaban su muñeca con fuerza, y por un momento la miré com
Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App
Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App