Catherine logro llegar al fin al carruaje y en el momento en que eso ocurrió creyó que estaría a salvo. Solo tenía que resistir hasta llegar al lugar al que su nana la llevaba y rezar. Rezar con todas sus fuerzas porque su hijo sobreviviera.

Estaban a punto de marcharse, cuando de pronto vio aparecer a Thomas; este recién regresaba a la casa. Bajo de su carruaje con premura y lo único que anhelo Catherine fue que corriera hacia ella y le pidiera perdón. Una pequeña y maltrecha parte de ella aún tenía la esperanza de que reconociera su error e intentara enmendarlo.

No sería fácil, pero sabía que con el tiempo y paciencia quizás las cosas mejoraran. Lo único que tenía en claro es que le deseaba a su lado, necesitaba que sostuviera su mano y le dijera que todo estaría bien; aun cuando podía no ser verdad.

Sin embargo, lo vio encaminarse hacia la casa casi enseguida. Decidido pues voltear a ver a su nana, quien continuaba a su lado.

—Vámonos —le pidió, desesperada por salir de ahí lo