Unos días después, Catherine se encontraba leyendo un libro solo intentando pasar el tiempo; cuando de pronto se le acerco una de las empleadas.
—Señora hay un lacayo en la puerta, pide hablar con el conde —le informo.
—¿Un lacayo? —indago y es que usualmente estos eran enviados por algún miembro de la nobleza o quizás por un asunto urgente.
—Déjalo pasar, yo lo atenderé —le ordeno.
La joven salió enseguida del estudio, así que intento Catherine intento arreglarse un poco y es que sabía que tenía una imagen que cuidar.
Pronto la sirviente regreso, acompañada del lacayo.
—Señora —la saludo con una reverencia.
—Me han informado que desea hablar con el Conde —le dijo, esperando que lo confirmara o negara según