A la mañana siguiente, Thomas comenzó a despertar con un terrible dolor de cabeza. Apenas recordaba algo después de la primera botella de wiski, pero teniendo en cuenta el estado en que se encontraba; sin duda no se detuvo ahí. No tenía idea de nada de lo que había pasado o siquiera donde es que se encontraba.
La luz del sol entraba a raudales por la ventana, lo cual indicaba que era bastante tarde. Al voltear hacia esta se dio cuenta de que se encontraba en su habitación, lo cual era una buena noticia y es que no había terminado durmiendo en las cabellerizas como la última vez.
Por desgracia, ese buen humor no tardo en disiparse y es que pronto recordó que no era el único ocupante de aquella habitación.
Trato de incorporarse con rapidez para buscar a Catherine, solo para encontrarse con que esta se encontraba recostado a su lado. Ella dormía profundamente con