Un par de horas después y aun a pesar de los esfuerzos de su nana, Thomas se daba cuenta de que Catherine no parecía mejorar. La fiebre no cedía y ella parecía encontrarse cada vez más débil.
—Necesito ir a buscar algo de medicina para ella —le informo de pronto, dirigiéndose a la puerta.
—No se valla, no puede dejarla sola —le detuvo y es que no creía que fuera lo más aconsejable.
—No lo estará, usted se quedará con ella —le hizo ver.
—No puedo, no sé qué hacer —admitió, visiblemente preocupado y es que ella parecía encontrarse muy mal.
—Tan solo continué colocando los lienzos en su frente, yo volveré lo antes posible —le aseguro, esquivándolo para salir de una vez de la habitación.
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