— Isabella, ¡Isabella! — James seguía sacudiéndola para que volviera en sí — Por favor, Isabella ¡Dime algo!
La mujer abrió los ojos muy despacio y clavó la vista en los profundos ojos grises de su falso hermano.
— James…
— ¿Estás bien? Me asustaste mucho… — a ella le pareció que se preocupaba genuinamente por ella.
— Es que… estoy muy presionada con el tema del viaje de Maty al exterior.
— Isa… ya te dije que lo pensaremos juntos, no estás sola en esto.
Ella desvió la mirada con tristeza.
— Parece que tus intereses están en otra parte, James, no podría obligarte a engancharte con mis problemas, tú debes estar también enfocando tu vida en otro rumbo y yo…
— Isabella, no digas eso, yo solo tengo un rumbo a seguir…
— Creo que mejor nos vamos a casa — le dijo interrumpiéndolo sin dejarlo terminar la frase, no estaba interesada en falsas esperanzas ni en alegrones de tísico, ¿Para qué? Para que le cortara las alas a la primera de cambio.
— Como quieras…
James condujo hasta la mansión, bue