— ¡Mesonero, tráiganos, otra ronda de mojitos! — Mikel gritó levantando la mano para llamar la atención del empleado del bar mientras James le lanzaba una ojeada recriminatoria a Isabella al verla con las mejillas encendidas por el licor.
La hermana falsa de James Lennox hizo caso omiso a sus miradas de advertencia como si no las hubiera visto, pero James sabía que lo ignoraba a propósito.
— Maldita sea — masculló por lo bajo.
— ¿Qué dijiste? — preguntó Leonora.
— Eh, nada, ¿Estás sola? ¿Quieres acompañarme una copa?
— Estoy sola, vine a desestresarme y parece que el destino quiso reunirnos aquí… — comentó insinuante.
Leonora era una rubia despampanante, con cada cosa bien puesta en su lugar, hermosos ojos verdes, larga cabellera dorada y unas piernas de infarto. Hab&iacut