La lluvia cayo en chaparrones durante dos días continuos y los sirvientes limpiaron las aceras para que el agua no se les entrara.
Los ciruelos estaban en plena floración, pero quedaron empapados. Y los arboles llenos de lluvia y roció.
Mirando las flores de ciruelo esparcidas, Isabella decidió salir con Raulito a recoger algunas flores.
Raulito, emocionado, buscó las más lindas.
Isabella entonces con todas las que reunió hizo una guirnalda muy bonita.
No muy lejos, su maestro había colocado su caballete y llevaba un buen rato dibujando. No había visto a Isabella tan animada en mucho tiempo. Planeaba enviar ese cuadro al Templo del Conocimiento.
Al aproximarse el final de año y con la boda acercándose, Isabella apenas tuvo tiempo para descansar.
Llegaron los trajes de novia. Habían trabajado durante meses para confeccionarlos, y eran magníficos.
El vestido era completamente exquisito y abundante en detalles.
La corona combinaba los colores verde y dorado, adornada con más de diez rubí