—El clima se volvió frío con la lluvia que duró tres días. Ya empecé a ponerme un abrigo grueso y seguí la rutina diaria entre el apartamento, el aula y el comedor.
Lola no volvió al departamento después de esa noche y siempre estaba sola. Sufrida por la soledad, llamaba a menudo a mis amigas y a Martín. Siendo soltero también Martín, le llamaba con más frecuencia.
En la mañana del cuarto día, tenía clases y al entrar al aula escuché a mis compañeros discutiendo algo animadamente. Mientras tomaba el asiento y sacaba los libros de la mochila en la mesa, les pregunté:
—¿Qué pasa? ¿Aumentaron las becas?
—Es algo cien veces mejor que duplicar las becas.
—Dicen que el profesor Emilio Camacho va a enseñar en nuestra universidad. Seguro que lo sabe, ¿no? Mostró su talento en la pintura tradicional china desde el pequeño y ahora cuenta con gran prestigio.
¿Profesor Emilio Camacho? Era el profesor que daba clases en mi universidad anterior. También era el mentor de Martín. Me había ayudado much