Antes de que terminara de hablar, escuchó un estallido y de repente estalló un caos en la esquina de la sala de estar, lo que atrajo la atención de todos a tiempo.
Una mujer bella de mediana edad levantó a una muchacha con una falda larga, y dijo:
—¿Por qué tan descuidada?, ¿estás herida?
Hernán volvió la cara para mirarme de reojo y cambió de tema:
—Lola cayó, Luna, vayamos y echemos un vistazo.
Tomó directamnte mi mano y me llevó allí, se paró junto a la mujer de mediana edad, a dos pasos de Lola, y esta distancia era extremadamente caballerosa.
Su madre, que venía con él, vio que nos tomábamos de las manos, y su rostro con maquillaje exquisito estaba pintado con un toque de disgusto.
La molestia en mi corazón seguía aumentando, y realmente quería tomar algo para poner en esa cara desagradable.
—Lola, ¿cómo estás?, hay un médico de familia en casa. —Hernán se inclinó ligeramente, su preocupación se desbordaba e hizo muy bien con la etiqueta del dueño.
—Hernán, ayudas a Lola a