Livia
Mi cuerpo estaba despedazado, mi corazón se sentía envenenado de tanto odio y rabia. No era suficiente para mí que mis agresores estuvieran muertos, lo único que deseaba era olvidar que aquello había pasado, quería eliminar cualquier rastro que dejaron en mi piel, pero… a pesar de las incansables duchas que me di luego de que Alessio se marchara, me seguía sintiendo igual.
La sensación de sus asquerosas manos tocándome, de su sucia boca en mi cuerpo…
Corrí al váter y vacié todo mi estómago ahí; no había mucho más que un líquido ácido que quemó mi boca. Me dejé caer al suelo y abracé mis piernas mientras el llanto regresaba. No me importaba si otros lo veían como debilidad, porque yo sabía que no lo era. Yo, que lo había vivido en carne propia, sabía que no había sido cobarde, porque cualquiera en mi posición estaría cortándose las venas para dejar de sentirse tan hecha mierda.
Otro recuerdo más y terminé en vómito. Recordar sus miradas cargadas de deseo enfermizo. La de él y la